ENTREVISTA A DAVID CASTRILLO
Entrevistamos a David Castrillo, maestro en el Colegio
Público Alaitz. Barañain (Navarra).
¿Si
tuvieras que elegir un momento de tu vida profesional, con cuál te quedarías?
Este es el 6º curso como profesor y veo dos momentos que han marcado mi manera de
ver la educación. Uno de ellos fue durante el curso 2013-14. Tras 3-4 años en
esta profesión, me surgió una pregunta: ¿Por
qué los niños cuando entran en Primaria muestran una gran curiosidad por
aprender y al llegar a 6º curso esta motivación desaparece? Sentí que algo
no funcionaba del todo bien y tuve la necesidad de investigar y seguir
formándome. A raíz de este deseo realicé estudios en las ramas de
neuropsicología e inteligencia emocional enfocados a la educación y la verdad
es que me abrieron los ojos. Al comprender como se desarrolla y aprende el
cerebro y la importancia que juegan las emociones en el aprendizaje, el enfoque
que tenía sobre este cambió por completo.
Otro momento importante ha sido el
proceso vivido este año 2015-16. El curso pasado tuve un gran debate interno
sobre la utilidad de las tareas escolares y las metodologías que aplicábamos en
clase. Tuve la noticia de que dentro de la asociación de Sortzen (asociación de
las escuelas públicas vascas) se iba a formar un grupo de trabajo cuyo objetivo
era debatir sobre la utilidad de las tareas escolares y las metodologías,
digamos, más tradicionales. El haber participado en este grupo, me ha obligado
a documentarme aún más y a generado una reflexión en mí mismo, gracias a la
cual tengo más claro cual es la dirección que debemos seguir, que es
precisamente, la de partir de las motivaciones de nuestros alumnos.
¿Qué es
para ti la innovación educativa?
La propia palabra sugiere que es
hacer algo nuevo, que hasta ahora no se había hecho. Sin embargo, las prácticas
educativas que creo que deberíamos propiciar, que son las de partir de las
motivaciones y capacidades de los alumnos, no son nuevas, pues se llevan
haciendo años en centros como Reggio Emilia (Italia), el Martinet (Cataluña) y
muchos otros. Por lo tanto, más que innovación, lo que necesitamos, tal y como
afirma el educador y conferencista Ken Robinson, es generar una revolución en
la educación. Necesitamos cambiar el enfoque que tenemos de la propia
educación, que hasta ahora venía siendo la transmisión y memorización de
contenidos a través de la repetición, gustase o no, en forma de clase magistral.
Hay un término nuevo, del cual se habla cada vez más, que es la
“Neuroeducación”. La ciencia nos está enseñando, y cada vez con más claridad,
cómo se desarrolla y aprende el cerebro. Volviendo a la pregunta, para mí
innovar sería formarnos para conocer cómo aprende nuestro cerebro y así poder
generar los mejores ambientes, en los cuales este (el cerebro) se desarrolle de
la mejor manera posible.
¿Utilizas metodologías
innovadoras en el aula? ¿Cuáles?
Hasta hace poco, he seguido la
dinámica generales que se seguían en aquellos centros en los que he estado:
seguir el libro. Este año, sin embargo, en ciertas asignaturas como las
ciencias, decidí cambiar a raíz de que percibía en mis alumnos una gran
desmotivación hacia este tema y era algo que no podía permitir. No podía dejar
que niños de 2º de Primaria le cogieran ascos a un tema tan apasionante como puede ser la
ciencia y la naturaleza. Debido a esto, decidí aparcar el libro y preguntarles
a ellos qué cosas les gustaría aprender que estuviera relacionado con el tema. Cada
uno lo escribió en un papel y después, todas las respuestas las agrupamos en 3
grupos (previamente les dije que no podía atender a todas las demandas
individuales, ya que así no podría ayudar a tod@s). El cambio fue radical.
Pasaron de una semana a otra, de no querer realizar ciencias a querer hacerlas.
Y lo más curioso es que los temas elegidos vienen en el propio currículum
(animales, plantas, geografía, historia…) y en el propio libro de texto, que es
una de las dudas que puede generar este tipo de planteamientos. Es cierto que
no todos estaban realizando el mismo proyecto ni investigando los mismos temas
a la vez, pero esto no ha sido un problema en absoluto. El aprendizaje ha sido
mucho más lúdico, más activo, más cooperativo y más rico en contenido. Si hemos
usado el libro de texto pero como una fuente de información más y no como algo
a lo que ceñirse si o si. Y lo más curioso es que muchos temas, que vienen en
el propio libro, no solo los han trabajado sino que los han ampliado.
¿Qué te ha
llevado a apostar por el cambio educativo?
La falta de ganas por aprender que
muestran los alumnos. La neurociencia nos está enseñado que en todo proceso de
aprendizaje, es fundamental conseguir emocionar a nuestros alumnos, ya que
cuando algo nos emociona, activamos una de las regiones más profundas de
nuestro cerebro, que es el sistema límbico. Este juega un papel importantísimo,
ya que al activar ciertas regiones de este como la amígdala, el núcleo
accumbens o el área tegmental ventral, se genera un neurotransmisor llamado
dopamina, el cual juega un papel crucial en la motivación, atención y memoria.
Esto es así, porque el sistema límbico, conocido como el cerebro emocional,
tiene conexiones con la parte prefrontal de nuestro cerebro. Esta parte situada
detrás de nuestra frente, tiene la función de planificar, tomar decisiones,
mantener la atención y motivación, memoria de trabajo y nos ayuda a regular
nuestras emociones. Al activar estas áreas, lo que conseguimos es que haya
mayor riego sanguíneo, proporcionando una mayor oxigenación y metabolismo, lo
que significa que las conexiones neuronales que se generen sean mucho más
poderosas, consiguiendo afianzar mejor lo aprendido.
¿Qué
mejorarías de nuestro sistema educativo?
Muchas cosas. Por un lado la propia
carrera universitaria; creo que es fundamental que los contenidos que se
imparten en esta se actualicen y que recurran a la ciencia. Además, debería ser
una carrera mucho más práctica y con asignaturas que no solo enseñen teoría o
como hacer una programación, sino saber cómo ponerlas en práctica. En mi caso,
la universidad se limitó a enseñarme cosas, pero no a decirme cómo enseñar a
niños. Por otro lado, no se debería escatimar en recursos en un área como la
educación y se debería invertir en formar bien y dotar de recursos a todos los
maestros y escuelas. Y por supuesto, dejar de realizar reformas educativas cada
vez que cambiamos de gobierno. Creo que nos están haciendo un grandísimo daño,
pues las decisiones que están tomando, además de no consultarlas con los
profesionales, muchas de ellas no tienen rigor científico. Y por último,
mejoraría todo el aspecto metodológico (tareas escolares, impartición de los
contenidos, evaluación…)
Si
estuviera en tu mano cambiar algo en la educación actual, ¿qué cambiarías?
En la pregunta anterior he
respondido a algunas de estas cuestiones. Aunque centrándome más en el propio
sistema educativo, si pudiese cambiar algo, sería el propio enfoque que tenemos
de la educación. Tenemos una educación que mayoritariamente se realiza a través
de clases magistrales: todos sentados, mirando a la pizarra; el profesor habla,
los alumnos escuchan y al terminar el tema, realizamos un examen. Me resulta
una metodología totalmente desmotivadora y más propia del siglo XIX, pues
hacemos que nuestros alumnos trabajen de forma pasiva (cuanto mayores son, aún
más), cuando deberíamos hacer todo lo contrario. El problema de esto es que
tenemos un sistema en el que el libro de texto a cobrado demasiado
protagonismo. Parece haber una obsesión por querer acabarlo, y teniendo en
cuenta además, que la nueva reforma educativa amplía y adelanta contendidos,
más las aulas abarrotadas de alumnos, recurrimos a este tipo de metodologías
para poder llegar a dar todo el temario. Siento que los profesores estamos muy
agobiados en querer darlo todo, por supuesto con la mejor intención, pues
queremos que nuestros alumnos aprendan, pero estamos transmitiendo este agobio
a nuestros alumnos recurriendo a técnicas como las tareas escolares. La
neurociencia ya nos ha mostrado que más no es mejor.
Personalmente, y ya hay escuelas que lo están haciendo,
creo que lo que debemos hacer es eliminar los horarios (decirles a los alumnos
qué tienen que aprender y a qué hora es absurdo, por lo menos, si lo que
queremos conseguir es motivarles), abrir las clases, organizar la escuela con
diferentes ambientes de aprendizaje y dejar que sean los propios alumnos que
decidan que es lo que realmente quieren aprender. En otras palabras, dejarles
que aprendan a través del juego y la curiosidad
innata que ya poseen. El juego, en palabras del neurocientífico Francisco Mora,
“ es la conducta que desarrolla el niño para aprender con el estímulo
de la
curiosidad. El juego es un invento poderoso
de la
naturaleza y es la herramienta más valiosa
del aprendizaje [...]
Todo niño experimenta una necesidad, la de aprender, que le empuja al juego
y que sólo
sacia con el juego, puesto que éste es placentero. El juego, pues, es el
mecanismo mediante el cual el niño, aprendiendo, cambia su propio cerebro y con
ello enfila su camino hacia la pubertad y adolescencia”.
Queremos que cuando nuestros niños
se hagan adultos, sean críticos y capaces de decidir por sí mismos, sin embargo
no les dejamos decidir que es lo que quieren aprender hasta que llegan a la
universidad. Esto no tienen sentido alguno.
¿Has
participado en algún proyecto que quieras destacar?
Sí. En septiembre de 2015, dentro de
Sortzen (asociación de escuelas públicas vascas) creamos un grupo de trabajo
formado por padres, profesores de Primaria e Infantil, pedagogos, psicólogos y
neuropsicólogos con la intención de reflexionar sobre las metodologías que
seguimos en la mayoría de escuelas públicas, principalmente de Navarra. Este
año hemos elaborado un informe sobre la necesidad de las tareas escolares, a
través del cual queremos generar debate y reflexión en los centros educativos y
familias. Este informe lo hemos presentado en la asociación de directores del
modelo D (en euskara), hemos hablado con el Consejero Escolar de Navarra y
estamos pendientes de presentarlo también al Departamento de Educación. Aunque
nuestro objetivo no es quedarnos solo con el debate sobre las tareas escolares
(creemos que esto es solamente la punta del iceberg), sino ir más allá, y
nuestra intención es elaborar otro informe sobre los tipos de metodología que
estamos usando y cuales creemos que se deberían utilizar. Es un proyecto
ambicioso, pero estamos ilusionados y contamos con experiencias de otras
escuelas y el respaldo de la neurociencia. Esta nos está enseñando cada vez con
más claridad el camino que debemos seguir. Obviarlo, sería de una gran irresponsabilidad.
¿Qué
características debe tener un líder educativo?
Pasión, humildad, autocrítica y
capacidad de cambio. Pasión para querer estar mejorándose y formándose
constantemente. Me parece algo fundamental. La educación la asemejo mucho con
la medicina: un médico siempre tiene que estar aprendiendo, para poder estar
informado sobre los últimos avances; un maestro debería intentar hacer lo
mismo. Humildad y autocrítica para admitir sus errores y seguir avanzando; no
debemos avergonzarnos de nuestros errores, sino aprender de ellos. ¿No es esto
mismo lo que debemos enseñar también a nuestros alumnos? Y como no capacidad de
cambiar. El cambio cuesta, sobre todo cuando llevamos muchos años haciendo lo
mismo y de la misma manera, pero es necesario si queremos seguir avanzando. La
sociedad cambia y está cambiando a un ritmo, en mi opinión, frenético y la
educación tiene que ser capaz de anticiparse a esto, algo que está costando.
Si tuvieras
que crear un “club educativo” ¿a quién invitarías?
A todo aquel que esté dispuesto a
buscar las mejores formas de educar en todos los aspectos, tanto cognitivos,
intelectuales y emocionales. A quien se esfuerza día a día para que estas
mejoras se produzcan y a quien valore la educación basada en el rigor
científico, tanto de las ramas pedagógicas como neuropsicológicas.
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David Castrillo
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